Llevaba mucho tiempo, demasiado, posponiendo esta entrada. Cuando en realidad debería haber sido de las primeras al empezar el blog.
Hace unos meses las mentes bienpensantes del país se escandalizaron con esto. El dicho africano de «Para criar un niño hace falta una tribu» siempre me ha parecido más que correcto. Quizá no se trate de criar en el sentido estricto de la palabra entre todos. Ni de crear una comuna. Pero como ya expliqué aquí, opino que la educación no sólo se recibe en casa, es tarea de toda la sociedad.
De todas maneras en el post de hoy no me voy a centrar en si hace falta una tribu para criar a un niño o no. Hace falta una tribu para «criar una madre». Si, así es. Hace falta cuando ya has pasado por esa etapa de embarazo reluciente, en la que sueñas con pasear idílicamente con tu retoño rodeada de todos los animalitos del bosque cual Blancanieves y tras un parto bueno, regular o bastante malo, con o sin secuelas, te encuentras con un bollito de carne al que a ratos adoras y a ratos te desquicia con la misma intensidad. Si encima añades esas bonitas cosas del postparto que nadie te cuenta (sangrados, mastitis, hemorroides y otras cosas no aptas para un tablero de pinterest) y la falta de sueño, te ves abocada a una sensación de soledad y abandono que es difícil de entender si no estás bajo la dosis de hormonas correspondiente.
Tras días de no cambiarte de chandal, con manchas de leche materna por doquier y sin separarte de tu flotador te encaminas a una de esas revisiones con la matrona en la que comprueban que el lechoncillo crece y que tu sanas (al menos fisicamente) del gran cambio que acabas de sufrir. Y entonces, de una manera casi autoritaria (así era mi matrona del primer parto) te convoca a un cursito de masaje para bebés. Que al principio, la verdad, te suena un poco a «neochorrada» pero que con tal de salir de casa por las mañanas y tener contacto humano mientras el resto del mundo sigue con su ritmo cotidiano, te parece un planazo.
Y ahí estaba yo, ese primer día. Pertrechada con un montón de trastos para Piticli, aunque viva a 10 minutos del centro de salud. Porque cuando eres primeriza temes que el fin del mundo llegue y te pille sin tres tipos distintos de crema para el culito. Y allí estaban ellas. Cansadas, ojerosas. Algunas parlanchinas, otras más calladas. Con nuestros bebés a cuestas, o en la teta. Ansiosas por compartir. Ansiosas porque alguien te dijera que sí, que se sentía igual. Y que a veces cogería la calle y saldría corriendo. Que no había ni tiempo ni ganas de pintarse el ojo ni de achuchar al pariente. Que aún se te escapaba el pipí o que las tetas se te ponían como piedras. Que eso de la lactancia no era un camino de rosas ni mucho menos y que nadie te explicaba como preparar un biberón si al final el peque no se enganchaba.
Y así, entre masaje y masaje, las charlas no tenían fin, así que cuando el curso ya se acababa, creamos uno de esos famosos grupos de whatsapp. Y empezamos a quedar. Y no me cabe duda que eso nos salvó a todas y cada una. Nos salvó de la soledad del postparto. De sentirnos malasmadres. Lloramos y reímos. Y compartimos dudas, millones, al principio relacionadas con los peques y luego todo se volvió personal. Y ya sabíamos de donde veníamos cada una, de nuestras familias o de si a una le gusta esta serie o aquel cantante. Nos hicimos amigas. Creamos vínculo. Tardes de parque, vermús de domingo. Cumpleaños. Alguna escapada de fiesta nocturna. Y cada mañana, cada noche, sentirse acompañada en este difícil y precioso viaje que es la maternidad, que es ser mujer. Tirar para adelante, saltando los obstáculos. Apoyando cuando se necesita. Siendo el ancla en noches de tormenta.
Hace falta una tribu. Y yo la tengo.
34 Comentarios
best sites online dating https://freewebdating.net/
free daing https://freedatinglive.com/
matchmaking dating https://allaboutdatingsites.com/
100% free dating service https://datingwebsiteshopper.com/
free dating net https://onlinedatinghunks.com/
dating sites free online https://onlinedatingsuccessguide.com/
dating singles site https://onlinedatingsurvey.com/
singles dating site https://sexanddatingonline.com/
meet women free https://free-dating-sites-free-personals.com/
our time dating service https://jewish-dating-online.net/
online free dating site https://jewish-dating-online.net/
dating free site https://freewebdating.net/
coursework website https://courseworkdomau.com/
coursework sample of written work https://buycoursework.org/
coursework masters https://teachingcoursework.com/
coursework sample https://coursework-expert.com/
coursework resources https://courseworkinfotest.com/
coursework writing uk https://courseworkdownloads.com/
design coursework https://writingacoursework.com/
creative writing english coursework https://courseworkninja.com/
coursework moderation https://brainycoursework.com/
3variants
Me encanta Sonia! Eres muy afortunada de tenerlas. Hace un tiempo reflexionaba sobre el mismo tema, en mi caso era más la falta de ello, pero para mí en ese sentido bloguear me ha traído muchas alegrías.
Un abrazo y a seguir disfrutándolas! #MPF
Qué razón tienes y que suerte has tenido de encontrar una tribu. Yo estos días más que nunca me doy cuenta de la falta que hace la tribu. He tenido unos días (¿semanas?) bastante malas, de mal humor, poca paciencia, momentos robot (tal cansancio que sentía incapacidad de enfadarme o incluso reír). Intenté achacárselo a diferentes cosas, mal dormir, cambio de hora, que se hace de noche antes de las 5, que han bajado las temperaturas y las máximas son de 4 grados… Y sí, claro, todo eso afecta. Pero una amiga me abrió los ojos cuando me dijo que nuestro principal problema era la falta de tribu (desgraciadamente ella también vive en otro país, si aun estuviera aquí podríamos hacer una mini tribu…) Claro que hace falta, hace muchísima falta. En mi caso ni siquiera cuando aun vivía en Polonia (es que yo ya es el segundo país al que me mudo, ahora Alemania), donde hablaba el idioma perfectamente (no como aquí, que es un problema más a la hora de relacionarse) no tuve posibilidad de hacer tribu porque bueno, me gustan los polacos, pero son mucho más distantes que los españoles. Iba a clases de gimnasia para mamás con bebés pero allí la gente iba a hacer gimnasia y se largaba. Lo mismo con la clase de porteo… En fin, nada de tribu, cada uno a su bola… Y así vamos… Que o intentamos cuidar de nuestros hijos sin tribu y acabando agotadas, o acabamos metiéndolos en una guardería a pesar de no estar de acuerdo con que eso sea lo mejor para el peque… Yo sigo luchando con la primera opción… A ver cuánto tiempo más aguanto antes de volverme loca de remate 😉
Desde luego es fundamental y más en tu caso no me lo quiero ni imaginar, yo tengo a la familia a 200 km y ya se nota…has probado a intentar conectar con mamás blogueras españolas que estén allí? sé que hay unas cuantas, no sé en que parte de alemania estás pero quizá aunque sea para crear un vínculo online con vuestras aventuras de allí y no sentiros tan solas…un abrazo y fuerza!!
Qué bonito! La tribu! Sentirse arropada siempre es importante y cuando te sientes tan perdida como con el primer hijo aún más. Yo incluso me busco tribu online jaja
Un saludo
claro que si, también estamos una gran tribu virtual siempre al quite
Qué bonito guapa!! Está genial tener una tribu así con la que compartir tantas cosas. Un besito preciosa
gracias reina, mil besos
Ya lo hemos hablado por Twitter y además me has inspirado. Simplemente decirte que eres afortunada de tener algo así. Me parece que es algo muy necesario. Bravo!
Gracias!! la verdad es que es un apoyo fundamental, sobre todo para los que tenemos la familia lejos
¡Qué bonito! ¡Y qué razón! las tribus postparto deberían recetarse nada más dar a luz. Por suerte yo también la encontré, ¡y me vino de perlas!
Y sensiblona que está una, que hasta casi lloro leyendo el post… :_(
Se nos ha quedado de serie el llorar…lloré escribiéndolo no te digo más
Y yo que era de no llorar… Aisss madre!