Sombra aquí, teta allá

Podría unirme al gran conjunto de madres que alegan ( y las creo) que ya no tienen tiempo de cuidarse, ni maquillarse por culpa de los bebés.

Las primeras semanas, para aquellos que no lo hayáis sufrido en carnes propias o parentales, si te puedes duchar a diario ya te sientes como si estuvieses en alguno de los baños de la Alhambra cuando su época de esplendor. Recuerdo hasta llorar cuando nació Piticli porque quería lavarme el pelo y el pequeño tetainómano no me dejaba ni respirar. Todo esto es cierto.

Pero no, no puedo echar la culpa de no pintarme ni acicalarme de más a Piticli, ni a Pitufona, aunque la falta de tiempo no ayuda. Me confieso: siempre he sido muy vaga para el potingueo. A duras penas he conseguido una rutina de echarme hidratante a diario y contorno de ojos, de vez en cuando pintarme los labios para ir a la oficina, y para algo que si me gustaba que era pintarme las uñas, ahora si, la falta de tiempo o poder dejar que se sequen en condiciones, me ha obligado a dejarlo de lado.

Total, que resulta que me pintaba más a los dieciséis, aunque fuese para entrar en la disco de turno ( recuerdo aquella época que se llevaba la raya blanca y otras monstruosidades varias).

 

De vez en cuando, como ahora, me entra el síndrome de «vamos a cuidarnos más» y entonces leo a las estupendas bloggers de moda, me apunto a promociones de productos y pruebo potingues varios. A ver si esta vez me dura  y consigo introducir todo en la rutina diaria, porque lo cierto es que mis ya de por sí eternas ojeras ( en mi foto de comunión parezco Miércoles Addams) son como los túneles del Ave atravesando Despeñaperros, que profundidad oigan.

Total, que aconsejada por tuiteras varias y durante los largos ratos de lactancia, me lancé, móvil mediante,  a compritas de capricho. Sin pasarse, que hay que dar carrera a la progenie. Vaya por delante que ninguna me patrocina, sólo os cuento un poco por encima la experiencia.

Me apunté a una promoción de la Birchbox, atraída por la cajita diseñada por Moderna de Pueblo. En general me gustó bastante, la exfoliante es genial, el aceite de coco, el desinfectante de manos…luego hay cosas que no uso, como lapiz de cejas por ejemplo pero son productos al azar y es lo que hay.

Pero ya la siguiente me hizo menos tilín, el chicle «mejora ojos» me pareció un poco tomadura de pelo y el resto de los productos ( ¿champú en seco?) pues ni fú ni fá, así que, de momento, me di de baja ( luego puedes volver cuando quieras y seguramente caiga en alguna futura promoción)

 

Y salté el charco, porque me hablaron de una promoción que te salía estupenda de precio(sin gastos de envío internacionales) y te mandan un neceser con productos labiales ( eso sí, solo labiales). La página es lip monthly y la verdad es que está genial, aunque al ser solo ese tipo de productos tampoco merece mucho la pena una suscripción larga. Lo bueno de todas estas cajas es que te puedes dar de baja cuando quieras y el bolsillo no se resiente.

Ahora necesito el tiempo y la perseverancia para usar todo esto y algunos nuevos productos que he ido descubriendo, entre ellos algunas nuevas firmas españolas que me han sorprendido gratamente, pero eso lo dejo para otro post futuro en el que cuente mis avances ( espero que no retrocesos, porque si no, ya sería salir sin lavarme ni la cara).