Y no será porque me falten papeletas para serlo. En mi familia, todos, todos, odian o dicen odiar la navidad. Recuerdo de siempre a mi madre deseando que pasaran esas fechas. No digo que no se pusiera belén, árbol y demás parafernalia, pero siempre con el estribillo de «a ver si pasan ya estos días». Yo no lo entendía, porque como niña, lo que quería era disfrutarla y estar contenta, y aunque entendía que faltaba gente no sabía porqué todo el mundo renegaba de esas fechas.
Pasó el tiempo y entrando en adolescencia rebelde obviamente no ibas a decir que te gustaba la Navidad. Escuchando esto a todas horas y rezongando, aunque secretamente disfrutando de ir a comprar los reyes a los demás, de amigos invisibles y otras cosas que no se podían confesar, porque una era muy dura y pasaba de cursiladas.
Durante la carrera tenías el corazón dividido entre champanadas, trabajos extras y la perspectiva de los parciales al doblar la esquina. Pero salías todos los días que podías y alguno más, y eso, no sé si navideño sería, pero molar, molaba.
Después si hubo un paréntesis de dos años en que odié la Navidad, y es que trabajaba en una conocida tienda de regalos y vivirlas a ese lado del mostrador es espantoso. No sólo la cantidad de horas extras que te metías entre pecho y espalda, sino aguantar con la mejor cara posible a esas hordas de personajes, en ocasiones muy mal educados, que comprasen o no, dejaban todo patas arriba. La noche del 5 de enero daba más miedo que ver Hostel antes de un interrail.
Llegué a Madrid y volví poco a poco a recuperar el gustillo navideño: a montar el árbol con mis compañeros de piso, hacernos fotos chusqueras con gorros de papá Noel y ni que decir de «volver a casa por Navidad» que ya vivía en mis propias carnes y no solo por el anuncio.
Pero cuando realmente te pega el pelotazo navideño es cuando tienes peques. De repente todo te vuelve a hacer ilusión.
Las luces, las panderetas, la carta a los reyes, disfrazarlos para el cole o la guarde.
Juntar a la familia.
Brindar por mi padre, que precisamente en estas fechas nos falta ya por 3 años.
Escuchar las listas interminables de mis sobrinos.
Comer los «huevos chinos»de mi madre.
Montar en el carrousel de la Plaza Mayor de mi tierra.
Ver Love Actually y «que el amor nos cosa a leches».
Una caña rápida el día de la lotería. Otro año más con salud.
La gata tirando por enésima vez el árbol de navidad.
Purpurina everywhere, incluyendo los mas remotos recovecos del cuerpo de Pitufona.
Montar los regalos de los peques la noche de reyes y poner cuatro pares de zapatos bajo el árbol.
Y por esto, y más no soy un Grinch. Porque entiendo que hay mucho consumismo y demás en Navidad. Pero la cara de ilusión de Piticli y Pitufona me pesan más que cualquier discurso que resuene en mi cabeza. Y porque quiero que recuerden las navidades de su infancia con una familia que disfrutaba de estos días y no los dejaba pasar como una tortura. Hacedlo, merece la pena construir esos recuerdos.
12 Comentarios
Te entiendo Sonia, porque si bien a mí me encanta la Navidad de toda la vida, tengo una prima que estás fechas las recuerda como que quieren que pases rápido por si histpria Familiar. Así que La Navidad la vivimos como podemos y desde luego la ilusión de los niños puede ser un momento especial.
jajaja me ha encantado tu post!!! Y es que me siento súper identificada. Yo tampoco soy un Grinch y es por mis peques. Porque el resto de family detesta la Navidad… y a mí me vuelve loca desde que soy madre!!
Di que sí. Yo soy una loca de la Navidad. Me encanta desde siempre, aunque hubo una temporada que no me gustó. Como a ti trabajé de cara al público y madre mía…
Pero todo volvió a lo que era y es que en casa somos muy hogareños y estos días son para estar juntos y disfrutar. Aunque hace unos años pasé un momento muy duro pq mi pareja me dejó a tres dias de Navidad. Ese año sí que las odié. Pero al año siguiente mi hoy marido me pidió matrimonio el día de Navidad.
Ahora con la peque todo cobra más sentido y te digo más. Soy una forofa de la Navidad y mi marido es de los que odian la Navidad, las comidas interminables con familiares y demás pero poco a poco lo voy encauzando!! Jajaja
yo he adorado la navidad siempre, cuando era pequeña, cuando era adolescente y contribuia en hacerla especial a los mas peques de la familia, cuando trabajaba en navidad en alguna tienda, cuando ayude a una fundacion a la recogida de juguetes del dia 5…siempre me ha encantado. Hasta que llegue a chile, hacia calor, no habia tradiciones, todo era…poco…faltaba esencia…y me volvi muy grinch…pero mis hijas me han devuelto la ilusion en estas fechas, como tiene que ser
Yo adoro la Navidad pero me pasa un poco como a ti, mi familia la detesta. Me encanta poner el árbol, decorar la casa, preparar las noches en familia (aunque luego maldiga que todos se van y me toca limpiar) pasear por las calles y tomar castañas… Cómo mola!!!
Que bueno! Claro que si. La Navidad hay que disfrutarla y hacer que sea algo especial que ellos recuerden con ilusion. El consumismo esta ahi como una parte mas de la sociedad pero es casi constante hoy en dia y si seguimos nuestras directrices de no comprar lo que no necesitamos y no regalar por regalar pues ellos tambien aprenderan a verlo de ese modo. Para mi lo mas complicado es controlar a los abuelos y tios que se vuelven locos perdidos. Un abrazo
A mi la Navidad siempre me ha dado más igual, si que de pequeño te ilusionaba y tal pero con el tiempo era algo que estaba ahí. Mi mujer es una enamorada de estas fiestas y además con la niña pues cada vez la vivo con más ilusión porque ver sus caritas no tiene precio. Yo tampoco soy el Grinch jeje.
Hola, me ha dado mucha ternura tu post. Con niños se vive de otra forma la Navidad. Un abrazo.
Construir buenos recuerdos… me gusta el cierre del post. No siempre es facil enfrentarse a éstas fechas con los familiares que faltan, que poco a poco se ha ido notando, pero la ilusión que les hace a los peques lo puede todo… aunque seamos pocos, vamos a disfrutar lo que se pueda, ¿no?
Totalmente de acuerdo contigo. Pueden llegar a ser una tortura en muchos aspectos pero sólo por ver su ilusión y sus caritas ante la magia de esos días todo merece la pena. Yo soy muy muy navideña. Me gusta el halo mágico que envuelve estas fechas y espero transmitírselo a mis hijos.
Yo disfruto como una niña en estas fechas!! En mi casa mis padres siempre preparaban las Navidades con mucho cariño para que mis hermanos y yo disfrutáramos. Y como a principios de mes es el cumpleaños de mi madre y una semana antes de Navidad el mí, más celebración aún.
Un beso guapísima y felices fiestas!!
Lo de la gata… Me suena un montón, pero este año milagrosamente el gatito todavía no lo ha tirado tiene a un humano pequeño que lo hace por él 😛